Recuerdo que al llegar ni me miraste. Fui una más de cientos sin embargo fueron tuyos los primeros voleteos. Como no pude darme cuenta que hay ascensores prohibidos, que hay pecados compartidos que tú estabas tan cercas. Me disfrazo de ti, te disfrazas de mi, jugamos a ser humanos en esta habitación gris. Muerdo el agua por ti, te deslizas por mi, jugamos a ser dos gatos que no se quieren dormir.
Mis anclajes no pararon tus instintos, ni los tuyos mis quejidos. Dejó correr mis tuercas y que hormigas me retuerzan, quiero que no dejes de estrujarme sin que yo te diga nada y que tus yemas sean legañas enganchadas a mis vértices.
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